Saber elegir el deporte más adecuado a la edad de nuestros
hijos tiene importantes efectos positivos, tanto en su desarrollo físico como
emocional.El deporte tiene importantes beneficios para los niños y mejora su
vida, tanto a nivel físico como mental. Por eso es importante comenzar a
generar el hábito de practicar ejercicio desde la infancia. Pero también es
fundamental que tengamos en cuenta que el cuerpo y la mente tienen unas
necesidades diferentes a cada edad.
Hacer deporte es beneficioso a cualquier edad, por eso es
necesario comenzar a inculcar a los niños unos hábitos de vida saludables desde
que son pequeños. De esta forma, al llegar a la edad adulta, habrán asimilado
el ejercicio como parte de su vida cotidiana. Además, tendrán un hobby que
resultará muy positivo para su desarrollo personal.
El deporte aporta a los niños múltiples beneficios: les
ayuda a estar en buena forma física, a adaptarse a las rutinas, a mejorar su coordinación,
resistencia y fortaleza, potencia su salud, previene la obesidad infantil,
aumenta sus defensas, mejora su autoestima, les ayuda a conocerse mejor a sí
mismos y a su cuerpo, les enseña a potenciar sus habilidades y a aceptar sus
limitaciones.
La gimnasia para preescolares concibe el ejercicio como un
juego, por lo que resulta perfecta para los niños pequeños. A través de
diferentes y divertidas actividades se fomenta que los niños caminen, corran,
gateen, repten, rueden, salten, escalen, lancen y cojan objetos y boten
pelotas.El mejor juego de gimnasia posible para estas edades es combinar la
música con el ejercicio. Así los monitores motivan al niño con canciones
específicas para cada actividad. También se les ofrece diversos materiales
(pelotas, colchonetas, etcétera) para que puedan realizar los ejercicios y practicar
gimnasia de forma segura.De esta forma, se mejoran las habilidades y destrezas
infantiles y los niños aprenden a controlar su cuerpo y a coordinar el tren
inferior con el superior de forma lúdica y gradual. Además, los juegos que se
practican en las clases de gimnasia para niños también sirven para mejorar sus
cinco sentidos.
Las artes marciales como el taekwondo, el judo o el kárate
favorecen la coordinación de movimientos, la velocidad, la agilidad, la fuerza
y los reflejos. Son actividades progresivas que se adaptan fácilmente a la
evolución individual de cada niño, por lo que es posible comenzar a practicarlas
desde muy pequeños.También tienen importantes efectos positivos a nivel
psicológico y como parte de la educación de los niños, ya que todas ellas son
disciplinas que enseñan autocontrol, relajación y respeto por el adversario.
A los niños les encanta montar en vehículos con ruedas desde
que son pequeños. Los correpasillos, triciclos, bicicletas sin pedales y bicis
con ruedines forman parte de la infancia de todos ellos. Por eso, el ciclismo
es un deporte con el que se sienten familiarizados desde muy pequeños y es
fácil motivarles para seguir practicándolo con el paso del tiempo.
El patinaje es un deporte muy divertido que también puede
practicarse en grupo, favorece el equilibrio y refuerza la musculatura de las
piernas.
El tenis, el paddle, el bádminton o el ping-pong son
deportes técnicamente exigentes que pueden iniciarse entre los 4 y los 6 años,
dependiendo del desarrollo psicomotor del niño. Su iniciación ha de realizarse
siempre en pequeños grupos y con un monitor especializado. Sus principales
beneficios son que proporcionan resistencia y potencia, a la vez que favorecen
la coordinación viso-manual.
La equitación y la equinoterapia son actividades muy
beneficiosas para los niños. Aunque su práctica está asociada a los deportes de
élite, en realidad muchos niños pequeños se animan a montar a caballo durante
sus vacaciones o campamentos de verano. Es un deporte excelente para
desarrollar la musculatura de los niños y fortalecer sus articulaciones y
movilidad. También mejora su equilibro, potencia su sentido de la orientación y
la coordinación. Además, regula el tono muscular y fomenta la higiene postural
para conseguir una marcha erguida.De hecho, es una práctica especialmente
recomendada para los niños con discapacidades congénitas, trastornos
psicomotores o enfermedades progresivas, ya que les permite ampliar sus
movimientos, estimula su postura y reduce la rigidez muscular. También es un
ejercicio estupendo para fomentar la socialización en los niños que padecen
autismo u otras dificultades de integración social.